“El humor nuestro de cada día conduce al lector en el dominio de lo lúdico, en la frontera de lo real y lo irreal. Lo probable y lo deseable sirven para, desde lo absurdo, cuestionar la validez de las contingencias políticas. Ese desparpajo de Silverio Pérez le convierte en un analista político penetrante que puede desviar su discurso hacia espacios que el comentarista estándar evadiría. En síntesis, el humorista puertorriqueño Silverio Pérez se constituye en una conciencia moral.”
“Siempre he creído que la inteligencia y el sentido del humor son cualidades estrechamente relacionadas. El autor de este libro posee ambas y las ha puesto en función principalmente en el género satírico-humorístico, tan arraigado a nuestra personalidad colectiva, y del cual son connotad@s exponentes Nemesio Canales, Manuel Méndez Ballester, Salvador Tió, Eddie López, Ana Lydia Vega y, ahora, Silverio Pérez. Por cierto, éste era también el nombre de un famoso torero. Pienso que Silverio (el humorista), tal vez sin proponérselo conscientemente, ha convertido la práctica del buen toreo en metáfora de sus lances como satirista. Lo mismo que sucede con los diestros de primer orden, la gracia es elemento primordial en sus faenas satíricas, y también el valor, porque lidiar con políticos abanderillados por la crítica puede conllevar riesgos parecidos a los que ofrece la confrontación con un toro miura acosado. Silverio maneja el capote del ingenio con la destreza con que “El Ponce” ejecuta sus manoletinas, y es capaz de ir llevando al sujeto satirizado al área indicada para, en el momento preciso, plantarse en firme y asestarle una de sus estocadas humorísticas, tan celebradas por el pueblo. Y lo más importante es que la risa del lector no siempre representa el final de su reacción al chispazo humorístico; a muchos la risa les abre el camino hacia la reflexión, lo cual debe ser el objetivo principal de la buena sátira. Estoy seguro que El humor nuestro de cada día, además de ser una crónica imaginativa y mordaz del periodo crucial que hemos estado atravesando, habrá de convertirse, por su alcance y profundidad, en un testimonio complementario a la lectura de la historia puertorriqueña contemporánea y apreciado por las generaciones venideras.”
Jacobo Morales