Los caminos hacia la búsqueda de “la verdad“ llegan al encuentro de la ciencia y la poesía, abrazadas en una, iguales sin ser lo mismo, mas fundidas, resultan mística. La poeta que la encuentra, extasiada, busca palabras en los maestros y en ella misma. Inserta en esta búsqueda encontramos a María Arrillaga, escritora múltiple y constante en el oficio de poeta de esta nación puertorriqueña. En Saciada su voz poética se colma, pues recoge su universo léxico, temático y estilístico para compartirnos su experiencia de la belleza que descubre en el amor de Dios. Dios presente en la cotidianidad, en la feminista femeneidad del amplio significado de ser mujer, en el pobre hombre de la calle, en el homenaje a la patria y sus patriotas, en la belleza de hacer el amor.
–Alinaluz Santiago Torres
Saciada nos llena el alma de una inmensa necesidad de entrega total a todo lo espiritual. Nos une a un Dios vivo y real. María Arrillaga pudo trasladar su sentimiento divino a la palabra sencilla, dulce y melodiosa de su diario quehacer. Ella quiere que por “su discernimiento de imperfecciones, el Señor le reclame mansedumbre y humildad”. Y le ofrece a Dios su libertad, en el más profundo repicar de su palabra mística.
–Evelyn Cruz
En Saciada, encontré la definición de una mujer de Dios: real como el viento al mover las hojas, cuando de celebrar se trata; poderosa como los rayos del sol al amar e iluminar, como la gran madre del verbo saciar.
–Shanti Ragyi (a.k.a) Lydia Z. Barreto Ramos
En mi opinión, este espléndido libro de poesía, Saciada, nada tiene que envidiar a la exquisita y muy ensalzada obra literaria de la última mencionada, la mexicana Juana Inés de la Cruz.
–Luis N. Rivera-Pagán
SACIADA
Champagne
Beluga, sevruga, osetrá
Blini ruso con caviar y
crème fraîche
Um um um…
Amado Jesús mío
No quiero
Ya no quiero estas delicias
Tengo hambre voraz
Casi muero de insaciable sed
De Ti
De Tu amor
Eres de mi deseo el único alimento
Mi corazón gime por cuánto Te
ansío en la Eucaristía
Apretada, mi alma añora la delicia
incomparable
Del santo gozo que me brindas
durante la oración
Sangre de Cristo, ¡embriágame!
Agua del costado de Cristo
¡lávame!
Para que, aunque nunca
pueda merecerte
Me permitas acceder a tu
gran banquete
Dulcísimo, Jesús, Tú
correspondes amor
Conoces cuánto desde mi
acendrada miseria Te amo
Desaparece mi hambre
Desaparece mi sed
Contigo a mi lado, saciada,
Junto a mi linda madre, María,
postrada te ruego
Que, por tu divina misericordia,
jamás te apartes de mí.
16 de enero de 2015 Nueva York
María Arrillaga nació en Mayagüez, Puerto Rico, en 1940. Fue educada en colegios católicos, entre los cuales sobresale el Colegio de las Madres en Ponce, cuyas patronas son Magdalena Sofía Barat y Filipina Duchesne. Tiene un Bachillerato de la Universidad Jesuita en San Luis, Missouri. En 1987 accedió a un doctorado, magna cum laude, en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. Su obra poética, narrativa y ensayística ha sido premiada por el Ateneo Puertorriqueño, el Instituto de Literatura Puertorriqueña y el Institute of Latin American Writers de Nueva York. Es especialista en Estudios del Género con la publicación de sus obras Concierto de voces insurgentes y Los silencios de María Bibiana Benítez. Su antología Ciudades como mares es una recopilación de su obra poética de 1966-1993. En 2012 publicó el libro de poesía bilingüe Flamingos en San Juan/Flamingos in Manhattan. Actualmente, es miembro de la Cofradía del Santísimo Cristo de Toda la Nación Puertorriqueña y del Altar de la Patria cuya sede es la Catedral de San Juan Bautista en San Juan de Puerto Rico.