Obsesionado con una pérdida que lo lleva a refugiarse en el pasado y a negar todo futuro, un hombre evoca su relación con una mujer, alternando entre dos niveles de recuerdos –los personales y los de la historia colectiva de la familia a la que quisiera pertenecer. Las imágenes, percepciones y hechos surgen a lo largo de los años, iterados en una narrativa en la que el lenguaje y el “mal de escritura” son casi personajes. Impulsado por su necesidad de preservar las historias de la familia (un grupo de franceses, corsos y catalanes radicados en Puerto Rico), el narrador las conecta en viñetas que abarcan tres siglos, y éstas desembocan en un hallazgo que le provoca contarle todo a un testigo. Un testigo que, como él, no tiene nombre.
UNO
1999
Deje que me queje.
Estoy seguro de que alguien se equivocó al dejarme nacer en este punto de la historia.
No encajo ni en tiempo ni en geografía. Sé cantidad de cosas, pero carezco de la voluntad para expresarlas, que es igual, en esta sociedad tan exigente y estrecha, en este entorno que nos celebra a todos los mediocres con lazos y placas pero que no perdona al que sí tiene vergüenza, a no saber nada.
No voy a abrumarlo con todas las reclamaciones que he acumulado a través de los años y que no encuentran destinatario. Lo que sí quiero hacer es aclarar ciertas cosas, hacer algunas generalizaciones. Últimamente me está gustando esto de las generalizaciones, de sintetizar la maraña de detalles disparejos y llegar a conclusiones que, de tan amplias, pueden interpretarse de muchas formas, porque así no quedo mal con nadie, como ella decía. Tal vez porque quiero hacerme eco de ella. Y si hago esto sin pedir dinero a cambio no es por motivos altruistas. No soy una persona generosa, y mi motivo es justamente lo contrario: lo he convocado por egoísmo, porque quiero mantenerla viva a cualquier costo y no soy lo suficientemente creativo como para inventarme otra manera de hacerlo. Entonces, a generalizar. [detalle inicio]
“Con La anémona Ana Marina Rúa se suma a la tradición de la novela corta con un texto delicado y potente a la vez, dolorido y deliciosamente fragmentado, valiente, radicalmente poético como cualquier otra escritura fiel al compromiso de la calidad. Aires de Faulkner, una precisión casi diabólica, un tema difícil manejado con inteligencia… con estos ingredientes la autora construye un relato que muy bien puede marcar el camino para futuros exploradores del idioma.”
–Andreu Navarra Ordoño, Universidad Autónoma de Barcelona
Ana Marina Rúa nació en San Juan, Puerto Rico. Es graduada de la Universidad de Yale con un bachillerato en literatura, y de la Universidad de Columbia con una maestría en español, con concentración en literatura ibérica medieval. Fue editora de la revista literaria The Yale Vernacular, que también publicó sus relatos, y, además, trabajó para la Revista hispánica moderna de la Universidad de Columbia. En 1998 participó del congreso en homenaje a las hermanas López-Baralt, “Escritura, individuo y sociedad en España y las Américas”, con un ensayo comparativo de tres novelas de Benito Pérez Galdós. Fue una de los ganadores del Certamen Internacional de la Latin Heritage Foundation (2011), que publicó su relato “Delia” en la antología La noche y los guerreros de fuego. Ha publicado sus escritos en cuerdatensapr.com y en falsaria.com. Actualmente vive con su esposo y dos hijos en Westchester, Nueva York, donde es maestra de español en la escuela secundaria de Mamaroneck. La anémona es su primera publicación.