Una mujer de cuarenta años, luego de ser engañada por su esposo, decide buscar el tiempo perdido. La anécdota, en apariencia predecible, adquiere sorprendentes y provocadores matices cuando se enmarca en la Cuba de los años ‘90 (el Período Especial), y se colorea con la nostalgia de los Beatles y el post-feminismo de la serie televisiva Sex and the City. Esta primera novela de la laureda poeta y cuentista Marilyn Bobes, promete, y logra, una narración ágil, sugestiva y polifónica, que le valió el Premio Casa de las Américas de Novela, y la reafirma como una de las más importantes voces de la literatura cubana contemporánea.
“Fiebre de invierno es la historia de todas nosotras… las que nos encontramos en el instante en que la rosa se dobla porque el invierno la acecha. En un intento por recuperarnos buscamos modelos que nos demuestren que la promesa de la revolución feminista de los ’70 se cumpla. Debemos ser mujeres exitosas en nuestras profesiones, (porque debíamos ser profesionales, cultas, ilustradas); dueñas de nuestros cuerpos, de nuestra sexualidad y por lo tanto, de tener expectativas más allá de la frontera del espacio intradoméstico. En busca de la reafirmación de que este modelo es posible nuestra protagonista Jacqueline, desafía la autoridad de las leyes de su país y se adentra en el mundo de la clandestinidad habanera para “alquilar” un video de la famosa serie norteamericana Sex and the City en las que las mujeres han logrado sus aspiraciones. No obstante, padecen de la misma neurastenia hormonal y la depresión más íntima de la desconfianza ante el amor que las hace ser tan irresueltas como las decimonónicas. Jacqueline, una mujer culta, curadora de cuadros, crítica de arte respetada y exitosa, vive sola, pero como ella misma afirma: “No estoy contenta con mi vida”. Esta afirmación nos abre al mundo íntimo de Jacqueline. Un mundo que no es distinto al de las protagonistas de la famosa serie norteamericana, ni al de las protagonistas maduras de las novelas latinoamericanas, ni al de cualquier mujer madura, inteligente, realizada profesionalmente, de este siglo. Ese vacío insondable del amor perdido. Así es que en esta novela también hay un hombre amado que despierta todas las pasiones y como dice la irrepetible poeta cubana Carilda Oliver Labra “me desordeno amor, me desordeno…”. La historia de Jacqueline es la de todas nosotras, pero con la peculiaridad que sucede en La Habana y este detalle transforma cualquier historia… En La Habana no todas las mujeres profesionales tienen carro ya que la mayoría de la población depende del transporte público. Los carros los asignan las empresas a ciertos funcionarios que por el tipo de trabajo que realizan así lo necesitan o a personajes de la vida cultural y científica que por sus méritos dentro y fuera de Cuba, así lo han adquirido. El carro que se otorga no es de lujo, ni un lujo. Es un carro fabricado en la antigua Unión Soviética, o sea, un artículo “bolo”, feo, pero muy eficiente. Jacqueline tiene su “Lada” (así se llaman estos carros) más que merecido. Ella es la mejor crítica de arte de Cuba, escribe constan-temente, publica y es curadora de las exposiciones de artistas cubanos en el extranjero. Además de este privilegio, Jacqueline tiene acceso a dólares que le envía su exilado padre desde Miami. Este dinero le permite accesar al clandestino mundo de los “lujos”: videos, cerveza, ron y comida extranjera. No en pese a todo esto, “no está contenta con su vida”. La búsqueda para la razón de este descontento la despierta un joven pintor que remueve no sólo sus deseos eróticos, sino también su psiquis, al reafirmarle:
–Te estoy hablando de la diferencia entre un artista y alguien que busca aceptación, que sólo quiere figurar.
–No te estoy insultando. Te estoy alentando a ser auténtica y creativa.
Desde entonces comienza el viaje interior de Jacqueline, la búsqueda de sí misma, la búsqueda de la creatividad perdida… comienza a escribir. A escribir sobre su vida. Comienza presentándonos a su amiga Irina. Una psiquiatra que le recomienda buscarse un amante. Un amante al que casi tiene que comprar, porque la realidad socio-económica de La Habana de los ’90, el “periodo especial”, no permite que este amante tenga mucho que ofrecer y termina siendo un episodio divertidísimo en el que se desenmascara el machismo. Pero más interesante aún, es el registro de lo cotidiano que presenta a La Habana como un personaje más. Amantes patéticos existen en todas partes, pero el buen gusto habanero que en la comida y las maneras se describen en este suceso, nos llevan a refle-xionar sobre el carácter exquisito que tiene La Habana. Luego de este intento de calmar las hormonas y los calores de después de los cuarenta, Jacqueline se entrega a la escritura y escribe sobre su vida. Una memoria que corre paralela a la otra gran protagonista de esta novela, La Habana y por consiguiente Cuba. Una historia vista a través de la mirada de una mujer que vivió las grandes transiciones de la historia reciente cubana en momentos fundamentales. Su niñez corresponde a los últimos años de la decadencia aberrante y destructiva de Batista, su adolescencia corresponde al tránsito del triunfo revolu-cionario y su madurez a los momentos difíciles de la caída del bloque socialista y las consecuencias recogidas en el ya mencionado “periodo especial”. Lo que resulta interesante es que Marilyn Bobes no controla a Jacqueline. Jacqueline cuenta su historia en la técnica que conoce y con el estilo que más le gusta, del que es especialista, el impresionismo. La historia de Jacqueline se convierte en un cuadro impresionista. La diferencia consiste en que en vez de usar un lienzo y pinturas el medio es la palabra, por lo que además de leerla a esta novela hay que contemplarla. A veces las descrip-ciones se difuminan como en un cuadro de Monet, y otras nos impactan la mirada con los colores fuertes, chillones e hiperrealistas de Van Gogh. Como la escena en que va de visita a Miami a ver unos parientes que nunca había podido conocer. Para su tristeza el interés de estos parientes no tenía mucho que ver con las nostalgias familiares si no que, antes por el contrario, aprovecharon la ocasión para atacarla sutilmente invitándola a cenar:
–No vayas a comerte los macarrones. Para ti tenemos algo especial –advirtió.
Entonces fue a la cocina y trajo de allí una fuente enorme. La colocó frente a mí. En ella rebosaba un grotesco filete que desbordaba los límites del plato.
–No tengas pena, come. Debes estar muerta de hambre. ¿Desde cuándo no ves un bistec? –se burló.
–No como carnes rojas –le mentí–. Es más, ya no tengo hambre.
Se hizo un silencio mortal. Me levanté de la mesa sin probar bocado.
El amor es el tema que mueve a escribir a Jacqueline, por eso tiene que hablar de la historia revolu-cionaria que vivió, y cómo la vivió. Parafraseando a Silvio Rodríguez, “su amor es un amor de abajo, no tiene fronteras y no requiere jardín, ni lo cambia ni lo vende…”. Jacqueline vive enamorada de Marcelo desde niña, es su primer hombre, logra ser su pareja en la joven madurez y se enfrenta a la crisis novelesca del triángulo amoroso. La historia de este triángulo nos regresa a los paradigmas de Sex and the City combinados con las telenovelas de las que Cuba tampoco se escapa. Esta novela es una pintura musicalizada por la música de los Beatles que hasta en Cuba, con todas sus horrorosas prohibiciones, no lograron acallar. Aún en sus cuarenta, Jacqueline encuentra en la música de los Beatles la expresión de lo que toda su generación deseaba para ellos y para su patria: ‘Let it be’”.
–Alinaluz Santiago,Universidad de Puerto Rico
Marilyn Bobes nació en La Habana, Cuba, en 1955. Es poeta y narradora. Ha publicado los siguientes poemarios: La aguja en el pajar (1980), Hallar el modo (1989) y Revi©itaciones y homenajes (1998) así como el libro de cuentos Alguien tiene que llorar, ganador del Premio Casa de las Américas en 1995. Ha obtenido además el Premio Edmundo Valadés de Cuento Latinoamericano (México,1993) y el Premio de Cuento Femenino Hispanoamericano Magda Portal (Perú, 1994). El libro que el lector tiene en sus manos obtuvo el premio de Novela Casa de las Américas (2005). Se desempeñó, además, como periodista especializada en temas culturales; actualmente es editora de Ediciones Unión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Sus cuentos y poemas han sido traducidos, y anto-logados, en Cuba y en el extranjero, y su libro de cuentos, reditado en Argentina (Ameghino, 1997) y en Italia (Frascinelli, 2003).