“Génesis si acaso, del escritor y profesor universitario Ángel Garrido es una novela que estimula una lectura intensa, reflexiva y filosófica.”
“Génesis si acaso no es –me atrevo a asegurarlo– una novela más. Lejos de aparecer como el desigual tanteo de alguien que por vez primera se aventura en los despeñaderos del género novelístico, la obra a que estamos aludiendo se me antoja fruto sazonado de superior inteligencia, de imaginación generosa, de exquisita sensibilidad. Es en verdad admirable la maestría con que Ángel Garrido recupera para las intimidades perdurables del espíritu la atmósfera y el ambiente de esa especie de Macondo criollo que era la Sabana de la Mar de los años cuarenta, hasta la caída del ominoso regimen trujillista. Su pluma no elabora maquetas. Siempre topamos con algo genuino y profundo en cada uno de los caracteres que desfilan –variopinta muchedumbre– por los renglones de sabrosa factura de Génesis si acaso. Ángel Garrido comenta la realidad.”
“Pariente lejano de Cervantes, hijo dilecto y directo de Juan Bosch, fino narrador y humanista, Angel Garrido ha sabido elegir y colocar las frases y las digresiones en el momento y el lugar exactos.”
“Angel Garrido con una prosa depurada, en que el poder de los párrafos largos permite descubrir el poder de transmutación de su memoria del universo sabanalamarino de la década de los cuarenta, nos traza con mano firme la personalidad de hombres y mujeres (…) para salvar del tiempo ese universo de una población que al igual que el resto de la R. D. vivió y sufrió la Era de Trujillo.”
Ángel Garrido nace en Sabana de la Mar, República Dominicana, el 2 de octubre de 1949, y vive en Alexandria, estado de Virginia. Es casado y amo de casa. Tiene además, a instancias de Juan José Millás, el hábito de consumir hijos, primos, amigos y compañeros de luchas. Prefiere regirse por los que ya tiene. Nunca los cambia, pero celebra la buenaventura de los que pueda conseguir en lo sucesivo. Se sentiría afortunado si el lector de esta breve biografía estuviera alguna vez entre ellos. Aún si no lo consiguiera el autor, igual se esforzaría en adelante por merecer su amistad; o, en el peor de los casos, su enemistad. Le agradece mucho a la vida haber nacido y haberse criado en el hogar que le dieron sus padres y vivir en la actualidad en el que, al salir del hogar paterno, ha ayudado a su compañera Marta a procrear. Se siente igualmente endeudado con sus maestros, sus condiscípulos, sus hijos adolescentes, sus amigos de cabecera y sus familiares íntimos. A todos ellos deja en este historial colectivo testimonio de su más acendrado cariño.